5.6 ¿Por qué no hay mujeres?

Esta pregunta me la hago siempre que participo en proyectos, asisto a reuniones y conferencias técnicas enfocadas al desarrollo de software. Evidentemente, sí hay mujeres que se dedican a este sector profesional, pero por desgracia son pocas.

Cuando ves listas de asistentes, listas de autores y colaboradores de proyectos de software, en definitiva, cualquier lista de nombres de personas involucradas en temas de desarrollo, puedes ver como la mayoría son hombres. ¿Por qué?

Al lado de un gran hombre siempre hay Google y Stack Overflow

Dicen que al lado de un gran hombre hay una gran mujer, pero en nuestro caso parece ser que por desgracia no es así, al menos en el ámbito profesional. También dicen que a las mujeres les atraen más las humanidades y las ciencias sociales. De hecho, en enfermería pasa al revés, hay más mujeres que hombres y, cuando dan charlas, en muchas ocasiones se refieren a los asistentes en femenino porque son mayoría. Por el contrario, en charlas técnicas de informática nunca lo he vivido.

Sí es verdad que, en ámbitos más relacionados con el soporte al usuario (help desk), reclutamiento IT, diseño gráfico, usabilidad, diseño de interfaces gráficas y frontend en general me he encontrado con más mujeres. Pero no en los ámbitos de sistemas, DevOps, arquitectura, bases de datos, seguridad y desarrollo de backend en general.

Comunidades de hombres frikis

El estereotipo del informático extendido en muchas películas, series, etc., suele ser el de chico friki, con barba, gafas, al que le gustan el manga y las series, antisocial, calvo, gordo o muy delgado, patoso, etc. Vamos, que no se suele tener una percepción muy positiva hacia la figura del informático, sino que se le ve más como un «bicho raro» al que le daban collejas en el colegio.

Además, también hay la creencia de que el informático se lo tiene que saber todo de memoria. Esto es falso, un buen informático tiene que tener la capacidad para buscarse la vida y aportar buenas soluciones. Es imposible ser un experto en absolutamente todos los ámbitos, por eso es vital admitirlo y ser capaz de aprender rápido, pero sin morir en el intento.

Sí es verdad que el hecho de dedicarte al desarrollo de software de forma profesional durante años te puede afectar en la forma de pensar, volviéndote más frío y buscando las pegas y posibles puntos de fallo a todo. A esto se le llama deformación profesional y puede suceder si te pasas ocho horas al día (o más), encargándote de buscar puntos de fallo y arreglándolos incluso antes de que el resto se dé cuenta de que existen. Visto desde fuera se puede tener la percepción de que esa persona es muy negativa y pesimista. Sí, es cierto, puede dar esta impresión y se puede llegar a pensar que se trata de una persona «rara».

Igualmente, no es de extrañar que, si en un grupo de chicos hay dos o más informáticos, se acaben juntando entre ellos para hablar de las cosas que les suceden, proyectos que tienen entre manos, nuevas tecnologías que están probando, etc. No obstante, a ojos del mundo solo son unos frikis hablando de «cosas raras» sin demasiada importancia.

No sé si todo esto está directamente relacionado con el hecho de que haya pocas mujeres, sin embargo, esta mala imagen tampoco creo que ayude mucho. Hay que tener en cuenta que los clichés no siempre son ciertos y no hay que prejuzgar a la gente. Que cada uno se dedique a lo que le guste y se le dé mejor.

Además, quiero dejar muy claro que no defiendo en absoluto el pensamiento negativo, sino más bien todo lo contrario. Cuando pones tu atención en todo lo que puede ir mal, al final acabas cayendo en la profecía autocumplida. Es decir, acaba sucediendo lo malo en lo que pensabas todo el rato porque la mente encuentra lo que va buscando. Dicho con otras palabras, es bueno tener planes alternativos por si el principal fallara, pero no debemos vivir atormentados por todo lo que podría ir mal (los típicos «y si…») o acabaremos atrayendo toda esta negatividad.

¿Cómo cambiar el color de la terminal?

Una anécdota curiosa me sucedió en la época de estudiante en la universidad, cuando se me acercó una chica de unos cursos inferiores y me preguntó cómo podía cambiar los colores de la terminal para que el programa fuera más bonito y pudiera poner letras de color rosa. En ese momento me quedé en estado de shock porque en el tiempo que llevaba en la universidad ni siquiera me lo había planteado. Es decir, me había centrado tanto en resolver los problemas, hacer que los programas fueran eficientes y funcionaran bien que no me había parado a pensar en que además fueran bonitos y no tan espartanos, haciendo que el fondo de la terminal y las letras fueran de colores. Por lo tanto, no me quedó más remedio que decirle que no lo había hecho nunca y que tendría que buscar cómo hacerlo. Así que supongo que ella hizo lo que haría cualquiera, preguntárselo a San Google.

En esta situación podemos ver dos aspectos. El primero es que en mi visión más pragmática de las cosas no me había parado a pensar en términos más estéticos o de diseño, básicamente porque cambiar los colores no era ningún requerimiento. Y, por otro lado, vale decir que en todos esos años ningún compañero chico se había planteado cambiar los colores de la terminal y la primera persona que vimos que se preocupó por hacerlo fue precisamente una chica.

¿Qué quiero decir con esto? Pues que sin duda en la sociedad en la que vivimos tiene que haber igualdad entre géneros, pero tanto hombres como mujeres tenemos muchas veces puntos de vista diferentes sobre la misma realidad, lo cual nos complementa. Las percepciones diferentes sobre una misma cosa o idea pueden ser cruciales para resolver problemas, superar estancamientos y mejorar procesos creativos.